Ø
Pensar es el arte de ordenar
ideas, resolver problemas y expresarlo a través de pensamientos, palabras o
hechos. Ponerse a pensar, no es aparentar estar muy ocupado en no hacer nada.
Es intentar sacar todo el jugo posible a situaciones, comentarios o acciones
que diariamente ocurren en la vida, pasada, presente o futura.
Ø
Pensar es la máxima actividad y
creación de la mente. Todos los productos que la mente pueda generar, son
considerados pensamientos, bien sean abstractos, racionales, creativos,
artísticos, etc.
Ø
Actualmente no es fácil enseñar a
pensar a los hijos. Los padres tienen que aprender a hacerlo, o puede ser peor
el remedio que la enfermedad. Si los padres no lo hacen, otros malévolos
enseñarán a pensar a sus hijos. Tienen que enseñarles a concentrarse, en lo que
les están diciendo cuando les hablan. Los hijos deben estar escuchando, no
abstraídos en otras cosas. Enseñar a los hijos a pensar, es entrar en el
milenario y siempre productivo ciclo de la siembra y la cosecha. No enseñar a
los hijos a pensar, es privarles de un imprescindible compañero de viaje en
esta vida.
Ø
Los padres deben insistir en que
sus hijos aprendan a pensar, intentando que se diferencien de los que no
quieren, no saben o no pueden pensar, porque han recibido otro tipo de
educación, basada en la de “que piense otros por ellos”. Tienen que enseñarles
a pensar con orden y método, para que eviten las distracciones y el
aburrimiento. Enseñarles a que se dejen llevar suavemente por los buenos
pensamientos y dejándose mecer por ellos en el silencio, para que cuando
lleguen los malos pensamientos, sepan desecharlos como si fueran ideas o escenas
perniciosas.
Ø
Uno de los principales objetivos
de los padres, debe ser enseñar a sus hijos, a pensar, a dudar, a desarrollar
un pensamiento crítico y a resolver problemas, pues la vida es una sucesión de
problemas a resolver y para ello, es imprescindible haber aprendido a pensar.
Ø
Los padres a través de su
formación, necesitan obtener una buena brújula, para orientar a sus hijos a que
piensen profundamente, en las cosas que el mundo ha puesto a su alcance, pero
con unos límites brumosos y desdibujados, en temas tan importantes como el
amor, la sexualidad, la familia, la identidad, la política, la moda, la
enseñanza, el ocio, la cultura, la religión, etc. El habito de pensar y las
técnicas de saber pensar, les permitirán saber navegar en esos turbulentos mares
llenos de escollos.
Ø
A los padres no les tiene que dar
vergüenza pensar por ellos mismos y expresar sus pensamientos, aunque para una
parte de la sociedad, estos pensamientos sean política, social o religiosamente
incorrectos, sobre todo en esta época en que todos los pensamientos nos los dan
hechos. Lo valiente para uno, y peligroso para otros, es saber pensar por uno
mismo, para ello hay que estar previamente bien informado.
Ø
Padres, enseñen a sus hijos a
pensar lo que son las cosas, y a ver lo que hay en ellas. De pequeños los hijos
siempre están preguntando, el por qué de las cosas y de mayores, pasan de
querer enterarse. Los hijos tienen que aprender a pensar, aunque no haya muchos
sitios donde se lo enseñen suficientemente. La familia es el sitio ideal y
moralmente obligatorio para enseñarlo. Aprender a pensar, pensar y enseñar a
pensar, es la triple obligación de la inteligencia. Hay una desgraciada frase
que se oye con frecuencia: No quiero ni pensar en eso. Cuando muchas veces lo
que tendría que hacer, casi siempre es
pensar en ello y con mucha intensidad.
Ø
Padres, no tengan miedo a pensar,
ni a enseñar a pensar a sus hijos, para que aprendan reflexionar más y más. Así
sus hijos podrán desenmascarar los mensajes perniciosos, los falsos valores, los
espejismos y los caminos sin salida, que tantas veces les disparan desde
algunas partes de la sociedad. Un padre decía: Mi hijo se mató, pero pensaba
que estaba ejerciendo su mal entendida libertad, de ir a la velocidad y con el
alcohol que él quería.
Ø
Los padres tienen que enseñar a
sus hijos a pensar en el prójimo, que sepan ponerse en las situaciones de los
otros. Acostumbrarles a pensar como si fueran los abogados defensores, de una
persona o una causa y también a pensar, como si fueran fiscales de los mismos,
para que puedan observar como sus pensamientos pueden cambiar, según el color
del cristal con el que se mire.
Ø
Ojalá hubiera una Casa del Pensar
o una Escuela del Pensamiento, como había en la antigüedad, cuando le deban al
concepto de pensar, la importancia que verdaderamente tiene. Enseñar a pensar
hoy, parece una utopía, pero algún día será realidad, pues hoy existen muchas
cosas, que hace poco eran utopías. Por alguna razón esas flores tan bonitas,
que se mantienen incluso en los crudos inviernos, se llaman pensamientos. O la
maravillosa escultura denominada “El pensador” de Rodin.
Ø
En la vida diaria, saber pensar y
saber enseñarlo, beneficia a los propios hijos, disponiéndoles a poder asumir
un cambio de actitud y de comportamiento, más justo, más fraterno, más atento
con los demás y más solidario. Les cambia las relaciones con los demás.
Ø
Entrenar y entrenarse a pensar,
son acciones exclusivas de la inteligencia humana. Es un camino para poder
actuar, de acuerdo con la verdad de las cosas. Los padres tienen que enseñar, a
que los hijos aprendan a escuchar, para que así puedan ponerse a pensar sobre
lo escuchado.
13 Clases de pensamientos que
hay que enseñar a practicar a los hijos:
1. El pensamiento abstracto es el que implica la posibilidad de cambiar a
voluntad, de una situación a otra y descomponer el todo, en partes y analizar a
la vez, distintos aspectos de una misma realidad.
2. El pensamiento analítico es el que separa el todo, en partes o
categorías.
3. El pensamiento cognitivo procesa el aprendizaje de la atención, la
percepción, la memoria, la inteligencia, el lenguaje y la representación mental
que guía los actos en ideas y creencias.
4. El pensamiento creativo es el que desarrolla e introduce modificaciones
o novedades, sobre lo ya existente.
5. El pensamiento crítico es el que examina con conocimiento, para evaluar
y decidir sobre los razonamientos de la vida diaria, en los aspectos de lo que
se cree y el por qué.
6. El pensamiento de síntesis es el que condensa los grandes conceptos, en
partes más comprensibles o estudiables.
7. El pensamiento deductivo es el que va de lo general a lo particular y
llega a conclusiones, a través de las premisas.
8. El pensamiento estratégico es el que prevé con variables y opciones, la
realidad de los desafíos y oportunidades futuras, previsibles e imprevisibles,
mediante la información y el conocimiento.
9. El pensamiento inductivo es el que va de lo particular a lo general,
analizando los hechos en diversas situaciones.
10. El pensamiento interrogativo es el que se soporta sobre preguntas,
sobre temas identificados, que interesan especialmente.
11. El pensamiento lógico es el que opera, mediante conceptos y
razonamientos naturales.
12. El pensamiento racional es el que está a favor de las actividades del
intelecto, o las abstracciones de la imaginación.
13. El pensamiento sistémico es el que ve las cosas, de forma
interrelacionadas entre múltiples elementos.
Ø
Hoy vivimos en una especie de
espiral o tornillo sin fin, que nos entretiene con ruidos e imágenes y nos hace
desentendernos de lo que es esencial, comenzando por anularnos nuestra
capacidad de pensar. A cualquier edad, el no tener una actitud de pensar,
produce un gran enquistamiento en el desarrollo de las neuronas, lo que impide
la tarea del entendimiento y del aprendizaje, ayudando en algunos casos a que
se atrofien y lleguen las enfermedades mentales degenerativas.
Ø
Los padres tienen que enseñar a
sus hijos, sobre la necesidad personal de pensar y reflexionar en silencio,
para que claramente aprendan a orientarse moralmente, en lo que es bueno y lo
que es malo. Si los hijos tienen el habito de pensar, después verán mucho más
claras las cosas y con mucho mejor criterio las podrán llamar, por su verdadero
nombre. Al si, llamarle si, y al no, llamarle no. Qué bonito es abandonarse a
pensar y meditar, mientras se escucha el silencio de la montaña o del mar, se
disfruta de una buena música, se contempla una buena obra de arte, etc. Dentro
de un orden y en determinadas circunstancias, podría ponerse un cartel en las
habitaciones de los hijos, que dijera: No interrumpir, estoy pensando. Un niño
que piensa, es un niño que terminará preguntando, pues quiere saber. El deber
de los padres, es estimular ese deseo, halagarlo y reforzarlo.
Ø
También hay pecados de
pensamiento, deseos, palabras, acciones u omisiones. Los pensamientos impuros,
que inclinan a apartarse del camino de las virtudes y valores humanos, deben
rechazarse, para evitar que despierten las pasiones de las malas obras.
Enseguida se pasa de los pensamientos a la realidad, para el bien o para el
mal.
Ø
Algunos padres “pasan” de pensar,
pues hay una grave omisión de estudiar, dialogar y divulgar los temas del
pensamiento. El pensamiento sobre la verdad de las cosas, ha sido sustituido
por ideologías y el pensamiento, sustituido por el sentimiento. No es lo mismo
el pensamiento que el “sensamiento” que provienen de sentir, mucho o poco. No
de lo que se piensa. Algunas veces el pensar, conlleva una fuerte lucha interna
y externa, pero para que no nos moleste, no se puede obviar.
Ø
Pensar y enseñar a pensar, es una
obligación estrictamente moral, pues la razón, soportada en el pensamiento bien
formado, es la facultad que Dios nos ha
dado, para descubrir el bien, el mal y regir toda nuestra conducta. Pensar
bien, consiste en intentar conocer la verdad y la realidad de las cosas, sin
emplear sutilezas, engaños ni profundidades aparentes, que eviten circular por
el camino que conduce a la verdad, viendo lo que hay, nada más que lo que hay.
Ø
Pensar es un arte, una actitud,
una costumbre y una asignatura que hay que aprender y mantenerla viva, para
poderla enseñar a los hijos. Si no se practica y se tiene en inanición, se
atrofian los sentidos y cuando se quiera activar para ejercitarla, puede que
sea tarde.
21 Ideas para enseñar a pensar a los hijos.
1. Enseñarles a pensar como estimulo, motivación y promoción de los
hábitos intelectuales.
2. Enseñarles a pensar cómo no engañarse, a ser sinceros y a actuar con
coherencia, acerca de lo pensado sin olvidarse de la verdad.
3. Enseñarles a pensar en sus propias equivocaciones y a que aprendan de
ellas, ya que es imposible no equivocarse nunca, pues el error es humano y hay
que saber aceptarlo y corregirlo.
4. Enseñarles a pensar hasta que disfruten haciéndolo.
5. Enseñarles a pensar hasta que el buen pensamiento, ilumine y alimente
su mente con la verdad.
6. Enseñarles a pensar para que crezcan en libertad y en responsabilidad,
y así puedan decidir lo que consideren más conveniente para su desarrollo
religioso, familiar y social.
7. Enseñarles a pensar para que descubran el inmenso poder que tiene su
mente y puedan saber, no entrar o en su caso salir, de la jaula mental en que
pueden encerrarles los medios de comunicación y la sociedad, que siempre
intentan pensar por ellos.
8. Enseñarles a pensar para que encuentren en la mente y en el corazón,
las cosas buenas de la vida, antes que les lleguen las malas y le haga
claudicar a su inteligencia.
9. Enseñarles a pensar para que enriquezcan el lenguaje, sepan fomentar el
diálogo, practiquen el ejercicio mental de razonar al defender las causas,
sepan tener argumentos para las propias decisiones, y no hagan solamente lo que
hacen los demás, como los borregos.
10. Enseñarles a pensar para que inteligentemente, sepan tomar buenas
decisiones en los problemas vitales.
11. Enseñarles a pensar para que progresen, sabiendo plantearse nuevos
problemas y encontrar las soluciones.
12. Enseñarles a pensar para que puedan preguntar con acierto y forma
reflexiva: ¿Qué es? ¿Por qué es? ¿Cómo se sabe? ¿Por qué se piensa? ¿Por qué se
recuerdan las cosas? ¿Pensamos mientras dormimos? ¿Qué es lo que más nos hace
pensar? ¿Se puede pensar en dos cosas distintas a la vez?
13. Enseñarles a pensar para que puedan reflexionar, y para que den rienda suelta a su imaginación y así
puedan descubrir nuevos horizontes.
14. Enseñarles a pensar para que sean más inteligente, que la televisión y
las pantallas digitales, al controlarlas, para que no les dominen.
15. Enseñarles a pensar para que sean más inteligentes y más libres,
conozcan mejor la realidad y así sepan evaluar mejor, la capacidad de abrir más
y mejores caminos.
16. Enseñarles a pensar para que sepan manejar bien dos de sus mejores
armas: La palabra y la escritura.
17. Enseñarles a pensar para que tengan abierta la capacidad de dirigir su
propia conducta, presidida por las virtudes y valores humanos.
18. Enseñarles a pensar para que tengan sosiego, humildad, mansedumbre,
templanza, etc., que son las virtudes humanas que se necesitan para poder
pensar mejor.
19. Enseñarles a pensar que con actitudes positivas, pueden llegar muy
lejos y que con actitudes negativas, todo les parecerá difícil e inalcanzable.
20. Enseñarles a pensar que el que está bien entrenado tiene libertad y no
debe sacrificarla, en el altar de la moda social, que es una de las
perversiones más nocivas del pensador.
21. Enseñarles a pensar que, por cuenta propia, pasen del impulso
irracional a los dictados de la inteligencia.
Ø
Si los hijos han sido enseñados a
pensar, será mucho más fácil que no caigan en las modernas adicciones
perniciosas, que les impiden concentrarse para pensar, las cuales les producen
efectos físicos nefastos, malas consecuencias escolares, religiosas, familiares
y sociales, las cuales por su gravedad, muchas veces requieren tratamientos
profesionales.
Ø
En la educación de calidad, una de
las asignaturas más importante es enseñar a pensar a los hijos, que podría
llamarse “pensamientología”. Así los hijos adquirirían, no sólo conocimientos,
sino el gusto de pensar para saber, y entre otras cosas, pudiera reconocer sus
aciertos y errores. Este deseo de pensar para aprender, hay que cultivarlo y
estimularlo, mediante el proceso educativo en la familia, en la escuela, en la
Iglesia y en la sociedad, para que sepan encontrar también lo bello y lo feo,
lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, etc.
Ø
Los padres deben ejercitar las
destrezas del pensamiento de sus hijos, fomentando las conversaciones,
promoviendo y conduciendo los debates o diálogos, para forzar al intelecto a
pensar, mantener la atención, soportar la argumentación, desarrollar la
concentración e impulsar la tolerancia, con respecto a las distintas opiniones
que expresen.
Ø
Hay muchas organizaciones que se
dedican, exclusivamente, a enseñar a pensar a los niños y jóvenes, a través de
la creatividad. Una de ellas es:Destination ImagiNation® Inc.
http://texasdi.org/homehttp://dalrich.texasdi.org/?q=node/1
21 Sentencias para aprender a
pensar:
1. Algunos creen que ya no tienen que pensar, porque han estudiado algo.
2. Aunque a todos les está permitido pensar, muchos se lo ahorran.
3. Cuando no se piensa lo que se dice, es cuando se dice lo que se piensa.
4. El arte de saber pensar, es el regalo más escaso de la naturaleza,
aunque el conocimiento todos lo tienen, mayor o menor.
5. El pensamiento es como la innegable ley de la siembra y de la cosecha.
El que piensa obtiene frutos.
6. El pienso es la comida de los animales. Pensar es el alimento de los
inteligentes.
7. El que piensa bien la pregunta, rara vez se equivoca.
8. Es mil veces más fácil no decir lo que pensamos en un momento de ira,
que después pedir perdón.
9. Existen muchas respuestas, al mismo problema. El éxito está en pensar
cuál es la mejor para resolverlo, examinándolo previamente, desde varios puntos
de vista.
10. Hacer creer a la gente que están pensando, les gustará, pero hacerles
pensar, lo detestan.
11. La educación consiste en enseñar a los hombres a pensar, no lo que no
deben pensar.
12. La mitad de los hombres actúan sin pensar, la otra mitad piensan sin
actuar.
13. Pensar en lo mucho que se recibe de Dios, y en lo poco que se devuelve
al prójimo.
14. Pensar es cómo vivir dos veces.
15. Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá sea ésta la razón
por la que haya tan pocas personas que lo practiquen.
16. Pensar pudiera ser fácil. Actuar es difícil. Actuar como se piensa es
más difícil.
17. Pensar sin aprender es peligroso, intentar aprender sin pensar, es una
pérdida de tiempo.
18. Pensar y después hablar, es mucho mejor, que hablar y después pensar.
19. Se es dueño de los pensamientos y silencios, pero esclavo de las
palabras.
20. Siempre hay que pensar con quién se está hablando, pues nunca se puede
ser arrogante con los humildes, ni humilde con los arrogantes. El mayor placer
de una persona inteligente, es aparentar ser idiota delante de un idiota, que
aparenta ser inteligente.
21. Sólo pensar en traicionar, es ya una traición.
Ø
Pensar fomenta la capacidad y la
creatividad, para dar respuestas eficientes, racionales, críticas, creativas,
éticas y afectivas, en las distintas situaciones, problemas o ideas, pasadas,
presentes y futuras.
Ø
Si tiene algún comentario, por
favor escriba a francisco@micumbre.com
Ø
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Resumido por : Rosalina Linares Tarrillo.
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